Cada lunes me digo que retomaré el blog. Tengo muchas cosas que escribir pero aún permanecen hechas un nudo. No parece un nudo complicado, casi es más a un lazo que protege unos recuerdos que no quiero dejar escapar. Estoy iniciando una nueva vida que requiere mucha paciencia.
Cada vez que la recuerdo me invade una tristeza profunda que yo no había sufrido nunca y sin embargo al cabo de un rato ella me hace sonreir porque así quería que sucedieran estas cosas. Me habría encantado conecerla sin ser mi madre porque todo lo que diga de ella no tendrá el valor que merecía. Era especial, muy especial. Fuerte, inteligente, tímida, buena, impulsiva, guapa. Nunca tuvo la necesidad de decirme que me quería pero a los demás sí les contaba lo mucho que me quería. Yo tampoco se lo dije nunca pero, es que no era necesario entre nosotras. Complicidad.
Cada día acepto un poco más su ausencia pues yo también soy casi tan fuerte como ella y entiendo que se fue como ella quería. Mañana no va a estar conmigo cuando salga del quirófano y no tenga sus cuidados. Sé que me ayudará de otra manera. Aún resuena en mi cabeza la voz de mi tía cantando "La muerte no es el final" en su funeral y así es: no es el final, renacemos a otras vidas a la espera del reencuentro. Y yo creo en esto.
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Mil besos