Y mientras llega y
desespera la hora,
abriré una puerta a
medida de quicios asimétricos
escapatoria y
bienvenida de ausencias añoradas,
sueños aplazados injustamente
a destajo
temerosos al rechazo
que amamantan
las prisas egoístas
de un apocado yo
que su mismo dedo mentiroso
se señala,
escondido en un
guante de cuero curtido
en demasiadas públicas
batallas.
Miradas que no
aciertan a ver
la verdad que esconden corazas fragmentadas,
reconstruídas sobre
sentimientos atropellados
en tiempos de locos
aprendizajes
sin anotaciones en el
haber para mañana,
desentendidas de contabilidad emocional ni
partidas dobles.
Difícil desafío ajustar
el saldo
de un corazón destrabado
que no percibe
el amor invertido a
fondo perdido
sin bajar la guardia
un instante
mientras mercadea
temerario trampeando
en cualquier nueva plaza
desprotegida.
Comentarios
Mil besos.
Besos.