Se cerró la puerta y el coche se
alejó llevándose tus miedos y mis dudas. No tuve el valor de girar la cabeza
porque en él se me iba parte de mi nueva vida aun sabiendo que ya te tengo
conmigo para siempre por muy lejos y veloz que te vayas. Doblé una y otra vez un papel virtual con la
palabra felicidad cruzada en el centro mientras recordaba una cita sin citar a
medianoche en los asientos de ese coche
donde tus labios, tan esquivos otras
veces, me quitaron el sueño intentando parar el desenfrenado deseo con carmín
de caramelo.
Comentarios
Saludos
La infeliz vocacional
Y si se repiten mejor.
Mil besos