La fortaleza se resquebraja por
sus cimientos y en su fachada se van agotando los intentos de aparentar
normalidad cuando, cansada de sostener cargas sin ningún punto de apoyo,
suplica por rendirse y entregar las llaves. Ha sido suficiente.
Todo tiene su tiempo medido y, cuando
cada día se hace más largo, desgraciadamente no podemos igualmente alargar los
momentos de paz que efímeros atraviesan sin dejar huella en nuestra piel.
Empiezo a echar de menos ese
soplo de aire que hace pestañear y ver de nuevo.
Comentarios
La infeliz vocacional
N
Salud
Estoy preparada. :)
Besos.
Veo que las de este texto grietas son, pero fuera debe ser de noche y se está ahorrando electricidad porque no se ve la luz.
Hay que buscar ese soplo.
Laura, sabes lo que quiero decir porque probablemente te encuentres en unas circunstancias parecidas a las mías. Un abrazo y felices fiestas.
Guille, la paloma nunca es libre. Un abrazo y nos vemos por el Hope estas fiestas.