Lo que no sé es para qué exactamente.
Me plantearé unas mini vacaciones a partir de la próxima semana y ando
calentando motores otra vez frente al mar. Yo esperaba lluvias aunque estás se
han ido volando literalmente, casi como yo que tuve que echarme piedras en los bolsillos. No estoy donde siempre; ha sido una escapada al
despiste y si ahora me diera un infarto tardarían en encontrarme. Necesitaba un
par de días para mí sola porque ando cansada en todos los sentidos. Pero sólo
es eso, cansancio, todo
recuperable y con buen ánimo aunque cada vez se acrecienta más mi vocación de
ermitaña. Dos días sin cruzar palabra con nadie y a coger fuerzas para la
próxima semana.
No quiero ni pensar que este país
no sea capaz de ponerse de una vez en marcha a partir del próximo domingo.
Quizás estas democracias tan dispersas deberían plantearse la profesionalización
real del gobierno, contratar a auténticos gestores de empresas
triunfadoras y pagarles un sueldo
exigiéndoles resultados reales, positivos y tangibles. Pero no. Ahora resulta
que cualquiera es apto para cualquier cosa. Ya cualquiera escribe un libro, planta
un árbol, pinta un cuadro, crea un partido
y tiene un hijo sin ningún tipo de pudor. No sé porque ayer me tragué la
mitad del debate de TVE. Era infumable. Eran ridículos. ¡Qué poco nivel! La
peor de todas con diferencia la portavoz del PP, Cayetana, que no se sabe si la
nombró Casado ó Sánchez.
Se presentan mediocres de medio pelo. No quiero ser negativa pero, pintan bastos. Una lástima porque digan lo
que digan, en los 90 estábamos mejor, al menos no nos odiábamos y sigo pensando que este, completo, es un gran país a pesar de la clase política actual.
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