Al parecer he vuelto a la ciudad
nazarí cuando todo el mundo huía de ella. La noche ha sido gratamente fresca y afortunadamente
no he echado de menos esa cama con manta. Leo la prensa esta mañana donde todo
es fiesta y expectación por ver a José Tomás bajo el shock que ha provocado a más
de la mitad de la población el nombramiento (que no se puede llamar elección
directamente) del nuevo alcalde. Nunca se ha obtenido tanto con tan poco y
ojalá sea tan rentable su gestión con la ciudad como lo han sido los votos que
obtuvo. Esto es lo que trae la democracia y el fin del bipartidismo: algunos se
dejan sacar un ojo para que al vecino le saquen los dos.
De todas maneras, como se suele
decir, quien a hierro mata, a hierro muere y
ya pueden llorar algunos y algunas
por verse desalojados y desalojadas de su sillón aun habiendo sido los
que más votos obtuvieron. Que piensen cómo llegaron ellos ahí hace cuatro años.
Hay temas que preocupan más hoy
como es el cambio climático. ¿Qué podemos esperar de un mundo dinamizado por el hombre? Es
irreversible porque el calentamiento de la tierra lleva miles de años
efectuándose y no hay que ser expertos en termodinámica para entender que
cuanto menos frío está un objeto, menos calor necesita para calentarse. Que no
nos engañen, contra el cambio climático nada podemos hacer, pero aún si es
posible arreglar el tema de los plásticos, eso sí que es un problemón. Ese invento del reciclaje tiene la culpa de
todo y es el origen de todos los males medioambientales a corto plazo. A nuestra
sociedad se le han vendido las virtudes
del usar y tirar, como si tuviera alguna virtud y nos hemos convertido en seres inconscientes que no valoramos lo que
tenemos porque siempre podemos sustituirlo por algo nuevo. ¡Si hasta ocurre con los amores! Usar y tirar. ¿Para
qué cuidar y mejorar? Por eso yo reutilizo y por eso mismo, voy a lanzarme esta mañana a
reconquistar un amor entre carocas y buenos vinos a la espera de que llegue la
hora de coger la bota de nuevo e ir a la plaza.
Comentarios
Mil besos.
Silvia, al emérito no lo ví porque parece que no vino, demasiado calor. Pero ya te pasaré foto con Calamaro. Besos mil.