Cada vez tengo más paciencia y
curiosamente menos ganas de aguantar a la gente. Ya casi ni escucho y
seguramente me lo notan pues ni me preocupo en prestar atención. Debo de estar
perdiendo la fe en todo y ando encerrándome en un interior del que no estoy segura
de poder volver a salir, como si no me importara ya nada de lo que sucede fuera
de mí. No sé si esto es bueno o malo, el caso es que me siento mejor, más
tranquila, con una quietud digna de una roca que soporta miles de años de erosión sin temer un cambio de
perfil. Veo la vida pasar como si no fuera conmigo, como si fuésemos dos líneas
paralelas que nunca se rozarán pero que se miran con la indiferencia de quienes
no se necesitan. Y me gusta, cada día más.
Comentarios
Beso
N
Y si, se vive más tranquila.
Besos
Más o menos, escribo de memoria.