La maternidad o paternidad, debería
ser una decisión de responsabilidad
limitada. No sé cuántos animales mantienen vínculos de por vida con sus camadas.
Nadie es propiedad de nadie por mucho que le haya dado la vida y la familia no
debería ser un compromiso eterno. Siempre he pensado que para tener hijos era
necesario tener la certeza de poder darles lo suficiente para que no te
necesiten y sobretodo, que nunca tuviesen nada que reprocharte. Y no tuve ninguna
duda, no iba a tenerlos.
La película “Cafarnaúm” no va solo de pobreza
o miseria, aunque sólo veas eso durante dos horas. Sentada en la butaca, desde
el primer fotograma, pensaba en la de vidas frustradas que hay por culpa de
padres que carecen de responsabilidad al traer hijos al mundo, desde el primer
minuto, independientemente del tiempo que permanezcan juntos, como si tener
hijos fuese una bendición. Muy triste. La responsabilidad de los padres debería
limitarse a la obligación de mantener, educar y amar a sus hijos hasta la
mayoría de edad (no siempre biológica) que les haga independientes, y dejarles
ir para siempre aunque vuelvan. “Cafarnaúm” es una gran película en todos los
sentidos y, después de verla, creo que merecía más el Oscar que “Roma”.
Un niño de 12 años demanda a sus
padres por traerle al mundo. Así comienza.
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