Destiempo




Esta mañana, mientras tomaba el primer café del día, observaba cómo el reloj de la cocina había dejado de funcionar. La aguja de este vibraba como intentando echar a andar pero tras vano esfuerzo, permanecía inmóvil encerrada en esa esfera del tiempo. Esta tarde me siento como ella; intento ponerme en marcha pero no lo consigo, no lo necesito. Se me han acabado las urgencias, cada instante de mi vida, he comprendido,  tiene su momento y por primera vez entiendo, que la pausa es un fresco respiro que me desahoga placenteramente. Y no hay más relojes en mi hogar que me requieran, no hay nada mejor que hacer ahora que esconderme en la paz que proporciona estar sin hacer nada porque no tengo ninguna deuda pendiente con nada ni con nadie. Cierro los ojos, tomo lentamente aire y saboreo la ausencia de inquietud.



Comentarios

Si ha dicho que…
Ya te llevaré yo una pila para el reloj,Carmelita.
Mil besos.
Melita ha dicho que…
Creo que lo voy a dejar así. Me relaja. Lo digo en serio, nunca me han gustado los relojes. Beso.
Carmen Arnaiz Verdera ha dicho que…
Acabadas las urgencias, nada pendiente. No desearía que el hastío se instalara en ninguna de tus habitaciones...Un beso, preciosa.
Melita ha dicho que…
Nada más lejos de la realidad. Beso
Laura ha dicho que…
Yo tambien tengo un reloj parado, me gusta así, me da tranquilidad en un mundo que nunca para. Besos
Melita ha dicho que…
Un reloj no deja de ser un látigo. Beso, Laura.
guille ha dicho que…
El placer de no TENER que hacer algo está muy minusvalorado.

Y ser dueños de nuestro tiempo, quitándole al reloj ese poder, es uno de los placeres de controlar la propia vida.
Melita ha dicho que…
Pues sí, mucho he tardado en saberlo. Saludos, Guille