En absoluto. Cada vez estoy más
convencida de que sólo se trata de ser español o antiespañol con la
circunstancia de que quieren convertir el antiespañolismo en abanderado de la
democracia, la igualdad y el progresismo. A mi modo de ver, se pueden meter
estos modernos, el progresismo por su amplio culo progresista. Aún recuerdo lo
acertada que me pareció la descripción del término progresista que me enviaron
hará un par de meses por whatsapp destacando la vocación cigarrista de toda la
izquierda, caracterizada siempre como indisciplinada y perezosa.
Esta última semana me he dado cuenta
que no soy europeísta, que me sobran Estrasburgo, Bruselas y Luxemburgo porque se han convertido en
refugio de antiespañolístas, como si la intimidad de un hogar tuviese que ser
cuestionada en la junta de vecinos de una comunidad, como si esas ciudades incrustradas
de yihadistas fueran el ejemplo de convivencia a exigir. Personajes como la
alcaldesa que va retirando estatuas y nombres de calles para borrar una
historia que ya está escrita, no encuentra otra manera de destruir España que
abrirla a un expolio subvencionado por esa misma España. Esta gente tan abierta,
es la misma que necesita una patrulla de la Guardia Civil en la puerta de su
casoplón porque…tienen que proteger a su familia. ¡Cómo nos manipulan! Y
pretenden acomplejarnos a quienes casi no exigimos nada a un estado padre (me
viene a la cabeza la palabra Matria de la ridícula Teresa Rodriguez) que se va
convirtiendo en padrastro del resto del mundo y del que no cuelgan tantas tetas para mamar.
Se nos avecinan semanas llenas de
historias e histerias que pretenden
ubicarnos a la derecha o a la izquierda, como si hubiera una España de
derechas y otra España de izquierdas sin
entender, que la España de esta izquierda
doctorada, ni existe ni se le espera como tal.
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la descripción del término progresista que me enviaron hará un par de meses por whatsapp destacando la vocación cigarrista de toda la izquierda, caracterizada siempre como indisciplinada y perezosa.