Curioso día y curiosa compañera
de olla. Ideologías totalmente dispares y creencias definitivamente
antagónicas. Las formas mías, de salvaje de atar. Las suyas, paz y amor. El
fondo, la razón conmigo (siempre conmigo) y la atrevida ignorancia (dulce
defecto) con ella.
La vida hace raros compañeros de
cama. Yo lo tengo tan, tan claro, que sólo hace falta la oportunidad para
demostrar lo fácil que se arreglan los grandes problemas porque, cuanto más
grandes son, más fácil será eliminarlos. Es como esa enorme diana en la que es
imposible fallar con el dardo más pequeño. Entre cervezas, vinos y gin tonic
hemos diseccionado el país mientras nos tambaleábamos en unos taburetes que
encogían a cada copa.
Al final, una pregunta y una
sentencia de mi cansada imaginación. En una pareja homosexual, considerando el “género”
o el “rol” o el no se qué, cuando se ahostian mutuamente.. ¿Se reconoce en un
juzgado quién comete delito y quién falta? ¿Es fácil demostrar la violencia de género en estas
parejas? Evidentemente, cambiar el género en un juicio sería muy fácil, y a ver
quién es el listillo que demuestra quien es quien cuando el quien no quiere
acabar en la cárcel.
Y la sentencia, despidiéndonos,
ya harticas de tó y recordando esas mujeres que dos días antes de casarse son
apaleadas pero que igualmente van ante el lo que sea, se casan, y prometen amor y fidelidad al que las machacó anteayer y
que yo tengo que defender y por las cuales se me exige manifestarme y me dan un
lacito morado…sólo se me ocurre, si fuera el juez, a toda mujer que realmente
quiera proteger su vida darle la solución perfecta. Llamaría a la pareja y les
haría firmar un contrato vinculante y de plena validez: al agresor, la orden de
permanecer a cien metros de la víctima de malos tratos y a ella, le daría una
pistola con la potestad, la libertad y la impunidad de dispararle si se acerca
el denunciado a menos de diez metros (más lejos lo mismo falla). Y con todo,
alguna terminaría pegándose un tiro de tanta dependencia y amor. Al menos les
daría una herramienta de verdad para defender su vida. Mi compi aún debe de
estar tal y como la dejé, hace una hora, retorciéndose de risa en el bus. No
puedo beber, sobretodo si tocamos estos temas tan de actualidad.
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