Las malas artes de la intolerancia





Está renaciendo una moral en España en la que se busca un objetivo o un objeto defendido por esa gente casposa de derechas  y se le persigue, criminaliza y prohíbe. Basta que alguien de esa ideología se señale como seguidor o aficionado, aunque haya muchísimos de la otra ideología con los mismos gustos  pero callan,  para que se vayan a la puerta de su casa a hacerles pintadas y se promuevan decretos sanchistas  para fulminarlos. Luego, mientras unos se echan las manos a la cabeza escandalizados y otros se echan a la calle unas horas después de unas elecciones democráticas, se extrañan que lo que llaman ultraderecha esté subiendo como la espuma. Con la España de los españoles no se juega; se agradece el PER (ahora PFEA) porque es de biennacidos ser agradecidos pero…el corazoncito de un andaluz es demasiado español  para dejarse sobornar en esas cosas que pertenecen casi al alma. Y se van a llevar una hostia en las generales (a no ser que se aplique el 155) que van a tardar otros cuarenta años en levantar cabeza. Me parece complicado en estos tiempos que se pueda repetir el pucherazo del Frente Popular del 36 para revertir lo que a la mayoría de la sociedad le gusta. Es incomprensible que los mismos que se empeñan en rechazar la prisión permanente revisable (una pena que haya tantas feministas en este grupo) se afanen en prohibir la caza y los toros, que además, son fuente de riqueza en comunidades tan poco impulsabas industrial, logística y tecnológicamente como Andalucía, Castilla-La Mancha y Extremadura. 

Soy muy mala cazadora, pero me gusta. Y lo que me encantan son los toros (tengo el mismo gusto que las vacas). Me veo todas las corridas de todas las ferias en el Plus y me saco mi abono del Corpus a donde me acompaña mi bota de vino y mi bocadillo. En casa tengo el Cossío completo y….nunca he matado a nadie. Sí, parece que hoy es más importante prohibir la caza y toros  que proteger a víctimas potenciales de asesinos que pagan cada veinte años un crimen, porque el asesino de Laura, habrá pagado su deuda con la sociedad dentro de unos veinte años y tendrá el derecho y la oportunidad de volver a matar. 

Y por acabar con algo bonito, unas palabras de un poeta libre:


“El toreo, es probablemente la riqueza poética y vital mayor de España, increíblemente desaprovechada por los escritores y artistas, debido principalmente a una falsa educación pedagógica que nos han dado y que hemos sido los hombres de mi generación los primeros en rechazar. Creo que los toros es la fiesta más culta que hay hoy en el mundo. Es el drama puro, en el cual el español derrama sus mejores lágrimas y su mejor bilis. Es el único sitio adonde se va con la seguridad de ver la muerte rodeada de la más deslumbradora belleza. ¿Qué sería de la primavera española, de nuestra sangre y de nuestra lengua si dejaran de sonar los clarines dramáticos de la corrida? Por temperamento y por gusto poético soy un profundo admirador de Belmonte.”

                                                                              Federico García Lorca



 


Comentarios

Carmen Arnaiz Verdera ha dicho que…
Ya te lo dije, no me gustan las corridas de toros y mucho menos las leyes que no cambian y ese quietismo da lugar a muertes como la de Laura. Un beso.
Melita ha dicho que…
Muy respetables tus gustos. No te llevaré a esas corridas. Las leyes hay que mejorarlas. Beso y Feliz Navidad