En el pecado va la penitencia



Se había convertido en una auténtica tortura china por su periodicidad cansina, tan repetida y  constante en su desfachatez, que no podía soportarla. Ha costado tiempo y paciencia, una paciencia que jamás creí poseer pero…llegó el día. Y es que no hay mejor solución para proteger tu integridad que invitar a que cierren la puerta que lleva a ti con dos vueltas  por fuera y después arrojen la llave al más profundo de los océanos. Problema resuelto para siempre. 

Yo, a disfrutar de su ausencia y a disfrutar de otras presencias.

DEP




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