Renovarse o morir matando




La primera vez que pedí un Cabify fue en Julio del año pasado. Tenía una reunión de trabajo en Madrid y coincidió con la celebración del orgullo gay ( se preveía demanda de hoteles y transportes)  y la huelga de taxis por el mismo motivo que este año y me habían reservado en un hotel que me pillaba bastante lejos de la estación de autobuses. Me habló de Cabify una amiga de Madrid con la que había quedado y mientras iba cómodamente viajando en el Supra Vip, me descargué la aplicación en el móvil, me dí de alta y a los 5 minutos ya tenía el nombre del chófer y cobrado el trayecto en la tarjeta de crédito. Hasta esa tarde, no sabía de la existencia de este servicio.  Me recogió un señor con muy buena presencia, aseado y educado que me ofreció un botellita de agua fresquita en un impecable coche negro (no recuerdo la marca pero era grande) . Una experiencia para repetir siempre y encima, más económica.
El libre mercado está haciendo mella en todos los sectores y día a día comprobamos cómo los negocios se adaptan, se reinventan o desaparecen.  El sector del taxi creo que se ha planteado mal su supervivencia pues esta no debe basarse en mantener un monopolio casi mafioso, sin nadie que les amenace sus privilegios e inflando el coste de las licencias (no entiendo que entre los taxistas se vendan licencias a más de 100.000 euros). Adelantarían más si aprendieran de la emergente competencia que poco a poco terminarán comiéndose su queso. Sólo tienen que copiar y hacer exactamente lo mismo. El descomunal desembolso de las licencias ya va a ser más difícil de arreglar pero no puede servir de excusa para que los demás no puedan trabajar ni los usuarios tener un servicio de calidad y adaptado a las nuevas tecnologías.
En fín, que a mi edad, me gusta que me mimen y no traten de marearme. Mientras haya un Cabify disponible, Melita no coge un taxi más.


  


Comentarios

Nieves ha dicho que…
Melita, ¿los Cabify cruzan el charco? ¿ y a Paris te llevan?
Ponga un Cabify en su vida...aunque bien sè que las islas no te gustan mucho. A mi tampoco.
N
Melita ha dicho que…
Yo creo que sí. Es cosa de preguntar.