No sé si aprovechar que tengo la maleta hecha y exiliarme.
Y
eso que estoy en una fase de levitación emocional en la que intento me resbale
todo lo que me rodea. El aparato de tv sólo lo enchufo ya para ver fútbol y
tenis. ¿Realmente el país en el que vivo es en el que quiero estar? Soy una
persona a la que le cuesta pedir ayuda y favores. Entiendo que mi compromiso
con el estado español es mantener unas relaciones recíprocas de respeto e
intercambio de prestaciones. Yo he crecido en España, por supuesto con el apoyo
de mis padres que me enseñaron a caminar, me he formado en España , trabajo y
cotizo en España, colaboro con la sociedad española en lo que considero
oportuno y conveniente y además, además de todo esto, no vivo de nadie ni abuso
de nada. No me han regalado nada.
Que conste que no creo en la democracia pero es lo que hay y
lo respeto. Lo que ya no respeto tanto y me considero inflexiblemente intolerante,
es aguantar las uniones poco aritméticas
a las que nos está sometiendo este socialista trepa que lo mismo suma fresas
con destornilladores que gallinas con
zorros con tal de llenar la cesta. Pensé que no volveríamos tan pronto y sin
escarmentar del todo a esas políticas en las que “el dinero público no es de
nadie” ¡Dios mío!, ahora tenemos de ministra de presidencia a la autora de la
famosa frase. Señora Calvo, el dinero público español es sagrado; el americano,
el francés, el rumano…me importa un pimiento. El dinero púbico español es de
todos los españoles que contribuyen y no le consiento que lo malgaste en una
sanidad universal como tal la entiende el PSOE mientras nuestros mayores
copagan y forman parte de listas de espera cada vez más largas, de la misma
manera que exijo se devuelva todo lo robado por todos los políticos y empleados
públicos. La solución democrática a la gestión del dinero público sería poner
en la declaración de la renta cincuenta o cien casillas para que cada
contribuyente español señalara diez o veinte de ellas priorizando dónde quería que fuesen
sus impuestos pagados: tipo de creencia religiosa, Ongs, Aquarius, embajadas
catalanas, sanidad universal, educación privada, reproducción asistida de lesbianas
y solteras, cine, policía autonómica, monarquía, sueldos políticos, desenterrar
muertos Canal Sur, Tv3, TVG, Telemadrid, ETB, TV Canaria, CMM…, toros,
deportes, regalar casas a okupas, cultura, etc….obviando la educación pública, la sanidad pública
española, la defensa y demás, que se entienden como servicios básicos garantizados
en la Constitución. El dinero público es sagrado y no se debe malgastar ni
repartir por intereses partidistas. El dinero privado es otra cosa y por eso el
mío, el que me queda tras pagar al estado, me lo gasto en lo que me da la gana
sin darle cuentas a nadie.
Mi mayor aportación económica al estado español es cuidarme,
llevar una vida equilibrada que no genere gasto innecesario a la seguridad
social, trabajar concienzudamente para no ser un lastre y no haber traído a
este mundo ni vagos ni maleantes. En fín, que lo mismo aprovecho que la playa está
llena de pateras vacías y me largo.
Comentarios
Saludos y felices vacaciones. Gástatelo todo.
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