Desvelándome



De siempre me ha gustado este puente de Mayo. Por todo lo que trae, y más este que se nos presentó fresquito y noticias. En estas primeras horas de insomnio en  Mayo, recuerdo el mes de la flores en mi colegio. Me encantaba. Y recuerdo la capilla de este, que es la iglesia más visitada de mi pueblo al estar en ella la patrona. Junto a la portería estaba el acceso para nosotras y antes de subir a las aulas era de visita obligada. Como siempre llegaba tarde, hasta que mis padres decidieron turnarse para llevarme en coche, esta primera visita era muy breve, un asomo, y luego a media mañana, a veces durante el recreo o cuando me saltaba alguna clase, aprovechaba para echar un ratillo con la Virgen Niña que estaba ubicada en un lateral. Me recuerdo con mucha paz allí, entre la  penumbra y el silencio. No sé en qué momento rompí ese vínculo pero tras abandonar el colegio, estuve años sin reencontrarme con esa tranquilidad. Le dejé una carta de despedida  detrás del pedestal e imagino que alguna monja la encontraría alguna vez y no sabrían que había sido yo porque la escribí a máquina, en la Olivetti eléctrica que había en casa. Con la manual habría sido imposible; gracias a la evolución, tengo unos dedos bastante cortos y con poca fuerza, no necesito colgarme de las ramas de los árboles. Siempre me ha costado el acto de ponerme a escribir. Me paso el día con palabras que me fluyen en la cabeza pero soy incapaz de pararme y anotar lo que pienso. A veces son  hasta bonitas las cosas que se me ocurren pero luego no me acuerdo. Un logro del último mes ha sido aprender a escribir con pluma y …realmente embellece lo escrito.
Empieza bien Mayo porque Abril se ha despedido con mucha ternura y sosiego. Hacía años que no me estaba quieta en este puente pero esta vez necesitaba no hacer planes, no viajar, no quedar y, para sorpresa, se me presentó el pasado a visitarme.  Pasear  mi soledad por Granada me ha servido para descubrir rincones que compartir. He disfrutado enseñando a un antiguo amor sitios preciosos que ya existían cuando existíamos nosotras pero que nunca conocimos. Siempre he tenido muy claro que nunca volvería con ninguna ex­­. El pasado debe quedarse ahí, en el pasado , pero ha sido muy grato este reencuentro porque ha evidenciado que las heridas están cerradas y que el poso de cariño que dejó el amor, sobrevive a pesar de la distancia y el olvido.  Y son casi las 5 de la mañana , yo que no sé compartir mi casa, he cedido mi lecho al recuerdo que se durmió entre mis brazos; por momentos me parece que la observo con amor del que ya no existe. Se la ve tranquila, duerme.  Al parecer, a mí,  la compañía me quita el sueño y sin embargo mi efecto narcotizante la envuelve a ella  en un dulce estado.
En unas pocas horas se irá y no sé si para volver. Hay sueños que sólo sirven para alejarnos de la realidad. Mejor soñar dormida.





Comentarios

Si ha dicho que…
Con pluma escribes mejor.Besos mil.
Melita ha dicho que…
La pluma es innata. Beso