Si es que no puede ser.
No había nada más importante ayer sobre lo que hablar que de la voza de una concubina. Y no quería escribir nada sobre el tema pero me veo matando el tiempo mientras pongo una lavadora entremedias de uno de esos días de éxito en lo que descubres que todo está perdido a pesar de las medallas. Llegar a casa ,sólo para hacer tiempo sin saber ni si vas a volver a dormir porque se me figura inabarcable una despedida sin pactar que te abofeteó el día desde primera hora, se hace interminable cuando presientes que tu sitio hoy es otro.
Todo acompaña. Ni la pereza de días fríos y oscuros que hoy se han disfrazado de calorcillo fe(bre)ril, ni la timidez de dar un paso en falso, ni la inexperiencia de la compañía necesaria impedirán cumplir con el deber.
Cuando lo importante son las formas y no los actos, las mentiras piadosas y no la sinceridad, la meta y no el camino...reconoces que no perteneces a este momento. A pesar de todo, y agradeciéndolo, te das cuenta que ya tienes la madurez suficiente para esquivar juegos sentimentales de ludópatas emocionales. A todos nos rompieron el corazón alguna vez; algunas, aprendimos con esto a ir apostando pedazitos de este en personas que nos hicieron sonreír. La pena es quien decidió pagar con la misma moneda.
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