Mi oficina lleva un mes virtualizada; las ventajas del usuario no se
las hemos visto aún. Notamos hasta algo más de distancia con los ordenadores porque ahora son imprevisibles, parecen,
curiosamente, algo más humanos porque no sabes cómo van a reaccionar los programas
con cada Enter que pulsas. Antes daba igual si se iba la luz, seguías
trabajando; ahora se cuelga una chispa y ...a tomar por culo con todo bloqueado.
Recordando "La gran enfermedad
del amor" que tuve el gustazo de ver ayer ( película amable y entrañable) , en
una de las escenas el protagonista pilla
un cabreo monumental con el empleado de una especie de McAuto. El descontrol
con el que se dirige a él pidiéndole que le mire a los ojos no es más que la
impotencia de la incomunicación entre personas que ya no saben tratarse cara a
cara. Mucha globalización, mucha tecnología, mucha comunicación para estar cada
vez tan aislados y solos que tenemos que
crear unos amigos y amores virtuales al otro lado del pc o smartphone. Nos hemos
vuelto muy cómodos creando perfiles de los que engancharnos .
Lo curioso es que
algunas veces aunque la realidad no se parezca en nada a la ficción, nos
empeñamos en mantener la utopía revirtualizando nuestros deseos más íntimos
sosteniendo sueños, a veces pesadillas, imposibles. En el fondo no es más que
vanidad, queremos enamorarnos de nosotros mismos porque simplemente somos unos enamorados del amor y nadie más que nosotros
podrá dañarnos. Es pura autoprotección.
La de veces que evitamos contestar
una llamada de teléfono para sin
embargo desvivirnos por wasapear o perder horas revisando el facebook cada día. No damos
la cara, somos un número o un nick. Hemos levantado muros para aislarnos ahora que
todos las vías de comunicación estaban inventadas. Antes era
una locura dar la vuelta al mundo en 80 días y ahora que todo está a horas o
menos horas, nos inventamos excusas para no ir o no encontrarnos. No merecemos lo
que tenemos.
Nos hemos virtualizado. Hemos perdido la capacidad de sorprendernos, la curiosidad inocente de
buscar respuestas en otros ojos, en otras manos, la motivación de una sonrisa
sincera y sobretodo, hemos perdido la esperanza en los demás porque creemos que
no los necesitamos o puede que,
simplemente, nos de miedo que los demás
nos conozcan.
Comentarios
Sí, y de ahí lo escrito. Es sólo miedo, miedo al fracaso, a encontrarme frente a frente con una soledad con la que convivo pero que en el fondo deseo que un día me abandone. Y no lo hará...