Deliciosa tarde de paseo y cine.
Tras la decepción y casi depresión que me provocó “Morir”, necesitaba disfrutar
de una película de esas agridulces que te dejan al final un buen sabor de boca.
Tras personajes transgénero en otras buenas películas como M.Butterfly o
Juego de lágrimas, de los que disfruté también con mayúsculas ,Marina se
presenta con una seguridad e identidad que arrasa de principio a fín. Es mi
nueva heroína. Mantiene y lucha por una dignidad que enamora y entiendes el
título de la película chilena. La reacción de la familia de su novio no difiere
mucho de lo que sería sin existir el tema transexual. La inexistencia de vínculos legales de una pareja en esas
circunstancias despojan a la protagonista
de lo que compartían. Esto no
representa ningún problema para ella y lo asume con entereza presentándonos a
una persona que ha amado, le han arrebatado su momento y luchará por su
identidad sexual sin renunciar a sus sueños.
Preciosa película con todos los
fotogramas muy estudiados y oportunos, a veces oníríca, a veces desesperante y
casi siempre tierna y atinada.
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