Bueno, he de reconocer y agradecer que la semana de la reincorporación y del nuevo curso laboral y sentimental ha ido mejor de lo que esperaba. Los problemas se han ido retirando solos, sin más esfuerzo que el de la ignorancia. Nada como el desdén para ser lo más parecido a feliz.
Queda justo una semana para conocer si alguien es coherente y se exilia ó por el contrario, nos aboca a un conflicto civil, no tan grave como antaño, pero que dejará una herida sangrante que lo mismo acaba con la amputación del miembro. Los caprichos son la consecuencia de no educar adecuadamente: hay que enseñar mimando, escuchando, dialogando y a veces cediendo, dejando el orgullo a un lado. No simpre es más fuerte el que dice la última palabra; normalmente la fortaleza se paga con la soledad y...esta debilita. Lo sé por experiencia.
Hace años que dejé de meterme en ridículas peleas de orgullo. No merece la pena ganar nada cuando se pierde tanto con ello.
Mañana va a ser un gran día. Hoy que anochece, empieza a ser el mejor momento para entender que el tiempo es la variable que más nos recompensa. No se me ocurre mejor virtud que el de la paciencia.
Ojalá poco haya que lamentar dentro de una semana.
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