Pregunta de la semana: ¿Eres feliz?
Cuando ya estamos casi de acuerdo en todo sin habernos cruzado unas ¿cientos? de palabras en casi una ¿decena? de años me pillaste bajo un manto etílico transparente que me hacía ver la realidad con una claridad insultante pero sin tiempo para explicarlo.
En ese momento de la conversación entendí que uno mismo no puede terminar de conocerse; si no nos hubiésemos reflejado nunca en un espejo no seriamos capaces de reconocernos entre un par de caras. Como soy, el color de mis ojos, la mirada, mis labios,,no lo voy a ver nunca si no es reflejado. Esa realidad es menos accesible para mí que para tí.
Dí si serías capaz de describirme para que yo pudiera reconocerme sin haber visto nunca mi rostro reflejado en ese espejo.
Dime tú si yo soy feliz; para saber eso no hay espejos posibles y solo tú eres capaz de saberlo.
Quiero que sepas que poco me importa ser feliz. Lo que menos me importa es ser feliz. La felicidad está sobrevalorada porque nadie la sabe reconocer aunque nos esté machacando descaradamente: siempre hay que seguir buscado pues los medios justifican el fin aunque no lleguemos a el.
Dime tú si yo soy feliz. No me importa, ni quiero, ni lo necesito pero...dime tú que empiezo a reflejarme en tí.
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