Disfrutando sobre dos ejes





Ayer recibí una invitación de boda en Catalunya. Sí, se casa mi ex- y no se le ocurre un sitio más complicado en la costa brava  para ir, al menos para mí.  Llevo horas mirando vuelos, hoteles, hostales y casas rurales.
Me encantaría asistir porque le tengo un cariño enorme y comprobar que tras muchísimos años de idas y venidas sentimentales ha encontrado por fín la mujer que le hace bien; sé que no es la mujer de su vida (ya la tuvo) pero esta es la que le conviene. Bastó que me la presentara hace unos años en un garito de Barcelona para entender cómo tiene que mirar una mujer enamorada a su pareja.
Le da paz que era lo que más necesitaba; ni promesas, ni falsas ilusiones, ni margen para la duda...

¡Qué bonito es el amor!

Queda poquito ya de primavera y este año ha sido casi perfecta. Vivir el día a día sin prisas, disfrutando cada momento, aprendiendo y aprendiendo, es la mejor terapia contra los errores del pasado. Ya esquivo las piedras, aunque sean nuevas en el camino, aunque sean diamantes en bruto. He aprendido a volar y la perspectiva desde arriba me hace ver las cosas inmediatas de una manera más insignificante pues tener un muro frente a los ojos u otros ojos frente a los tuyos nos separa de la realidad que necesitamos comprender y gestionar. 
El tiempo y el espacio (que equiparo a experiencia)  son dos parámetros que permiten estampar nuestras vidas en un diagrama simple que nunca es negativo: puede terminarse, pero nunca retroceder. No miremos para atrás, ya pasó. Y sí, lo mejor está por llegar.

El resto de primavera lo dedicaré a preparar maletas y cumpleaños, que este año será especial.




Comentarios

Anónimo ha dicho que…

No mires el video, es horroroso, sólo escucha la letra

https://www.youtube.com/watch?v=kt1DAfbDXus
Melita ha dicho que…
Escuchada. No sé cómo tomármelo.