Es curioso lo claro que vemos los problemas de los demás y qué fáciles las soluciones a aplicar. Debe ser por eso de que se ve antes la brizna de paja en ojo ajeno que la viga en el nuestro.
Expertos en analizar y simplificar las cuitas de los demás cuando no somos capaces de dar un paso adelante en nuestros asuntos pendientes y descolgar el teléfono. ¿Estamos ciegos para nosotros mismos? No me gusta hacer ni de celestina ni de mediadora porque lo normal es salir escaldada y encima restando amistades a no ser que ejerzas de psicóloga profesional, con título, y para convencer más cobres.
Como no es mi caso, prometo no saber ni preguntar de los demás aunque la clarividencia me abofetee alevosamente.
De lo mío ¿qué decir? Que lo que no puede ser, no puede ser y además es imposible. Así que cuando me apetezca o te apetezca, lo desee o lo desees, lo necesite o lo necesites...contamos con dos bocas y cuatro oídos para no recurrir a nadie.
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