Dependencia


Ayer estuve a un  acto que patrocina mi empresa junto a otros tres compañeros en un centro para  personas con discapacidad intelectual. Forma parte de los eventos de responsabilidad social corporativa de mi empresa para salir en los periódicos. Fui con desgana, llevo toda la semana resfriada y afónica, y no sé si eso contribuyó a un sentimiento tremendo de tristeza que no me ha abandonado en estos dos días. Mis compañeros sí que disfrutaron como niños chicos, se reían y aplaudían mientras yo sólo miraba y observaba a mi alrededor con llamas de llorar. Magia y payasos. Yo sólo veía a los espectadores, y al preguntar al director del centro, me explicaba que tenían de todas las edades, que la fundación llevaba 50 años en pie y muchos de los residentes ancianos habían pasado casi toda su vida allí, al principio sólo durante el día en talleres y después al fallecer los padres, las venticuatro horas porque o no tenían a nadie o sus hermanos no querían saber nada de ellos. ¡Qué triste! Yo miraba sus caras y agradecía que existieran estos centros. Me quedé maravillada con el personal que allí trabaja y con la junta directiva ( sólo pueden estar en la junta los familiares ) pensando en lo mucho que hay que hacer en este terreno, en como hay un nicho laboral enorme sin explotar. Son personas que necesitan atención casi permanente; hay un trabajador por cada dos residentes y de ahí se deduce lo costoso de mantener.
Ya las máquinas y la tecnología nos sustituyen en el trabajo, ya generan suficiente dinero tan mal repartido que deberíamos plantearnos crear más empleo en empresas sociales como estas, derivar el dinero malversado, inversiones, subvenciones de cursos nunca realizados y ser más humanos. Gran parte de la gente que nos rodea nos necesita y necesita además nuestro cariño; cada vez están más solos, más desprotegidos, la población envejece muchas veces en soledad por multitud de circunstancias y el gobierno debería de darse cuenta que cuando ya todo está inventado y creado, tenemos que cuidarnos los unos a los otros.
 
Bueno, una hermosa canción que me encanta para sobrevivir al fín de semana.
 
 
 
 
 
 
 

Comentarios

Anónimo ha dicho que…
Me ha gustado mucho esta reflexión y refleja lo sensible que eres.La canción preciosa.