Aprender de los errores, no perder la esperanza


Sé que tengo muy mal carácter y aunque sea consciente y siempre quiera arreglar las cosas, eliminar mis malas acciones o palabras no es fácil porque lo hecho, hecho está. Supongo que es parte del aprendizaje humano y realmente no creo que siempre tropecemos en la misma piedra, simplemente volvemos a tropezar en otra piedra porque el camino de la vida está lleno de ellas. El no olvidar y las huellas que vamos dejando, son vivencias de sabiduría que nos hacen mejores al poder reconocer y aprender de nuestros errores.
 
Esta es una parábola que siempre llevo conmigo aunque me pese:


Un padre entregó a su hijo un puñado de clavos, una tabla, un martillo y le dijo.
- Cada vez que tu conciencia te diga que has hecho o dicho algo que está mal, pega un clavo en la tabla. Cuando hayas terminado me dices.
A los pocos días, el niño le llevó al padre la tabla llena de clavos.
- Muy bien dijo el padre, le recibió el martillo y se lo cambio por una tenaza diciendo:
- Ahora te propongo otra cosa. Cada vez que estés seguro de haber procedido bien, arranca un clavo.
Esta vez, al niño le tomo menos tiempo que el que había llevado para pegar los clavos, el hijo volvió con la tabla vacía.
- Los desclave todos papá, – exclamo con mucha alegría. El padre lo abrazó y le dijo emocionado:
- Me siento feliz al comprobar que en tan corto tiempo has logrado compensar tu proceder anterior.
Pero si observas la tabla verás que cada clavo ha dejado su huella. Recuérdalo.
 
 

Comentarios

Anónimo ha dicho que…
La tabla se puede mejorar con un buen pulido pero considero necesario no perder de vista las huellas
Anónimo ha dicho que…
Cada día me gusta más esa melita que estoy redescubriendo. Como el buen vino, vas mejorando con el tiempo!!
Un guiño de ojos.
Carmen Arnaiz Verdera ha dicho que…
Carmen ¡hola!
Dejarte un abrazo, es ese mi comentario a tu reflexión.
Carmen