Leer entre líneas

Ante la noticia de que sólo el 50% de los adolescentes leen algo no cabe más que sentir pena pues es en esa edad cuando se debe de tener esa curiosidad por adquirir conocimientos no impuestos y empezar a pensar por uno mismo. Hay millones de libros dónde escoger y extraer de cada uno de los que caiga en nuestras manos ideas que nos ayuden a tomar decisiones acertadas y no dejarnos alinear por el plan de estudios que se aplique en ese momento porque de ser así habremos caigo en las garras del sistema sin defensa alguna.
Mi yo y mi manera de rebelarme continuamente y contra todo me llevó a leerme el 95% de mis libros a esa edad (13-16 años), costumbre a la que me llevaron mis padres intentando que estudiara encerrándome en mi habitación por las tardes.
La cerradura era antigua, de esas por las que cabe un ojo de cristal y no tenía más que empujar con un lápiz la llave que siempre dejaban puesta y recogerla con unas hojas de papel que previamente pasaba por debajo. Yo decidía salir o no, a veces me escapaba a trastear con mis primos y mi madre ni se daba cuenta ( ventajas de tener la casa grande ). Cada semana iba a la biblioteca y me hacía con unos cuantos libros para el "encierro" casi voluntario.
Sé que aprendí, que aproveché el tiempo y a pesar de ser una muy mala estudiante con carrera inconclusa me preparé para afrontar el día a día de mi vida con éxito porque el pelear codo con codo para sobrevivir en un mundo de trepas, de vecinos conflictivos, de duros competidores, de tontos, de listos o de sentimientos ... no te lo enseñan en ninguna universidad del mundo.
La educación heredada de los sofistas sobrevive y el error es tremendo cuando asumimos que las formas están por encima del fondo y que todos los caminos llevan a Roma.

Comentarios