Cada año espero la llegada de estas fechas para realizar la cata de los vinos caseros que se preparan en mi pueblo. Quien más quién menos pisa uvas allí y mañana dedicaré el mediodía, la tarde y parte de la noche a su degustación.
Si llueve lo haremos en alguna cueva y si hace un día soleado como por ejemplo hoy ( toda la noche estuvo lloviendo ) nos llevaremos las tripas de chorizo, butifarra, morcilla seca y tortas saladillas al patio de una de las bodegas caseras para emborracharnos bajo el sol andaluz.
Aquí lo llamamos "vino de país"; no se embotella pues suele ser para consumo propio y si tienes suerte y enchufe alguien te puede vender algún par de litros que te echará en una botella de refresco de dos litros.
Todo esto me recuerda a mi padre, él fué quien me inició en este ritual de Febrero. El me enseñó a beber con moderación, a disfrutar de un acto social en el que yo correteaba por los cerros llenos de cuevas con otros niños mientras los mayores competían con sus vinos del país y matanzas. El vino es parte de la cultura del pueblo.
Mañana beberé para no olvidar.
Comentarios
bsos!
Yo tb bebo para no olvidar.