Ni hace una hora que los Reyes Magos ya nos han dejao el primer regalillo a los granadinos.
Ha durao ná, ni un suspiro pero la sacudida la he sentido tremenda.
El caso es que en Granada estamos acostumbrados a los movimientos sísmicos y en estas ocasiones las sentimos casi más como un desfogue adrenalínico. He sentido frío; un escalofrío electrizante de milésimas de segundo ha cosquilleado cada centímetro de mi piel, respiraba oxígeno sólido, esa era la sensación y aún tengo en la lengua ese sabor metálico.
Los terremotos son azulados y saben a acero inoxidable.
Ha durao ná, ni un suspiro pero la sacudida la he sentido tremenda.
El caso es que en Granada estamos acostumbrados a los movimientos sísmicos y en estas ocasiones las sentimos casi más como un desfogue adrenalínico. He sentido frío; un escalofrío electrizante de milésimas de segundo ha cosquilleado cada centímetro de mi piel, respiraba oxígeno sólido, esa era la sensación y aún tengo en la lengua ese sabor metálico.
Los terremotos son azulados y saben a acero inoxidable.
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