Adviento

Hay cosas que nos inculcan de pequeñitos o que incluso nosotros captamos libremente del entorno a las que resulta imposible renunciar por mucho tiempo que pase sean alimentadas o no.

En mi vida tengo dos causas de las que difícilmente reniegaré: mi condición culé y mi fe cristiana. Acabo de montar otro año más el Belén en casa. Necesito seguir creyendo para seguir adelante. No me hace mal confiar en unas palabras que me reconfortan en momentos duros y tristes de mi existencia ya que nunca me encuentro sola. A veces echo de menos la capillita de mi colegio en la que de una manera incríble en un ser tan rebelde como yo me recogía a meditar y orar. No me hacía mal.
Resumiendo: el Belén ya está operativo y la bandejita de dulces presta para recibir las visitas con los brazos abiertos y el corazón calentito.

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