Tres kilos, un resfriado, dos regalos, cuatro cenas extrafamiliares....por fín acabaron las fiestas aunque como decía mi abuela " De la Concepción hasta San Antón, Pascuas son". Realmente este año la fiesta ha sido muy tranquilita y debe ser cosa de la edad; cada vez vivo con menos entusiasmo la navidad y quizás si tuviera hijos podría reengancharme a la ilusión colectiva aunque este año estaba muy de moda estar en contra de ésta. A mí me siguen gustando pero he de reconocer que en los últimos años han perdido parte del encanto y no es una tendencia aislada de mi vida esto de que las cosas pierdan su encanto ya que si me pongo a repasar cosas que me comían la cabeza no hace mucho hoy casi han perdido todo interés para mí, entiéndase aficiones, ilusiones e incluso personas.
La tristeza de perder la ilusión por amigos reside en la indeferencia que nos provoca este mismo hecho. Muy triste.
Comentarios
Será la indiferencia.
No lo entiendo este ultimo parrafo...que ocurre con los amigos?