Estoy empezando a echar cuerpo de guerrera amazónica. Esta vez sólo se trata de una cicatriz, alargada de tipo senoidal. Al abrir mi camisa frente al espejo me ha parecido hasta bella e inmediatamente se me ha ocurrido hacerme un tatuaje: un ciempiés con cabeza de dragón. Al contarle esta ocurrencia a mi amiga Marian, me ha dicho que le encanta hablar conmigo, que soy una "santa de lo cotidiano". Me siento muy afortunada.
Comentarios