Sin pensarlo. Las cosas de la casualidad; un día ajetreado, aparcando cosas irretrasables y multiplicando los segundos por sesenta. Hoy cansada como nunca y activada por circunstancias ineludibles. Queda mañana, ya lo haré.
Lo cierto es que desde ayer ya quería ponerme a escribir algo que iba a ir encaminado a la actualidad política. Hace tiempo que no le doy caña al marqués de Galapagar ni al doctor no. Y pasará más tiempo aunque me propongo que no pase de la semana. Empezó la feria y me dejé llevar en mi deseada soledad tras asistir a un funeral. Dije que no , tenía cosas que hacer pero ya quedarán para mañana y me apalanqué en la barra de abajo yo solita y sin darme cuenta cumplía ese dicho de que “ el que va a un funeral y no bebe vino, el suyo viene de camino”. ¡Qué tontería! Nuestro funeral viene de camino desde que asomamos la cabeza a este mundo.
Creo que me ha sentado bien, hacía meses que no bebía vino y creo que ya era hora de saltarme prohibiciones. El camino ya está hecho, ya sólo sobra todo el tiempo del mundo.
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