Sin educación, todo es libertad de expresión

 

 

 

Con el paso del tiempo estamos empezando a comprender determinadas ocurrencias. Hace ya unos años que una muchacha catalana de espantoso flequillo auguró un nuevo modelo de familia, si se le puede llamar familia, en el que los hijos nacieran en un “colectivo” para que los educara la tribu porque sería más enriquecedor. En cierta manera, se está cumpliendo parte de ese deseo, ahorrándose el dolor del parto y gastos de manutención gracias a que la libertad de expresión ahora se basa exclusivamente en la falta de libertad de educación. Se nos pretende llevar a una sociedad ausente de valores éticos y morales dónde la única regla que vale es satisfacer el propio deseo sin importar el daño que se ocasione al prójimo y a la sociedad: no hay límites ni normas a respetar porque lo único que importa es satisfacer al caprichoso yo. Ya no somos lo que somos sino lo que elijamos, empezando por el sexo.

Intentas entender la motivación y la indolencia de los chavales (con doce años muchos) que estos días andan arrasando el centro de Barcelona sin ningún miedo ni temor a la ley, quemando vehículos con personas dentro sin ningún cargo de conciencia, arrasando negocios día tras día, arruinando familias trabajadoras, saqueando comercios de marcas caras para cada noche regresar a sus casas. ¿Tendrán padres? ¿Qué piensan? ¿Estará alguno orgullo cuando el cachorro vuelve a casa tras la batalla? Ya tienen los anti-sistema, los anarquistas y los comunistas lo que pretendían, que la tribu eduque a los hijos. Por eso la ley Celaá era tan necesaria, porque la educación de los hijos debe de ser la que quiera el gobierno y no los padres para imponer el nuevo modelo de libertad de expresión entre otras muchas cosas. La única solución posible a los acontecimientos tan desagradables y peligrosos que vivimos es educar en la casa, transmitir sacrificio, esfuerzo y respeto alrededor de la mesa camilla, enseñar solidaridad y empatía en los colegios, arrancar a los hijos del estado que pretende perpetuarse ilícitamente y mostrarles por supuesto, las consecuencias de sus actos sin que nos tiemble el pulso.

A veces pienso que esta gente se cree vivir en un mundo virtual, en un videojuego en el que los límites no existen, la sangre no es real y los personajes abatidos son inmortales. Vivir no es fácil, pero es real y por eso, casi todo el tiempo, la vida duele aunque esta  no pierda su belleza.

 


 

 

Comentarios

Carmen Arnaiz Verdera ha dicho que…
Son unos estúpidos e ignorantes, jugando a guerrillas. Una bala lanzada al aire y saldrían asustados como conejos. Ilusos! Besos, preciosa.
Melita ha dicho que…
Una bala al aire es lo mínimo que pretenden conseguir un día tras otro los que los manipulan para que estalle una guerra. Muy preocupante. Besos amiga.
Si ha dicho que…
Carmelita,no todo es educación porque si has escuchado las noticias,fueron okupas italianos ya maduritos los que atacaron a la poli y están fichados en varios paises.Pero de todas maneras me gusta leerte y la última frase es muy bonita.
Mil besos
Melita ha dicho que…
Sí que es fundamental la educación, son cuatro energúmenos que por sí solos no durarían tres minutos manifestándose pero se benefician de la manipulación de jóvenes que les sirven de escudo. Ahí es donde hay que darles solución, que no tengan cobertura social. Besos mil.