Manipular el pasado

Llevaba algunas semanas viviendo en las nubes en un particular periplo que me ha hecho tocar el cielo. No estaba desaparecida, como otras veces,  sino en tránsito hacia un trocito de felicidad que ya me  tocaba.

Y pongo un poco los pies en el suelo, y veo, y leo y alucino. ¿Què ha pasado para que ahora nos dé por juzgar el pasado con lupa? ¿ No tiene límite la estulticia humana? Parece que se hubiera rociado al mundo con un gas de odio y rencor  dotándonos de una vara de justicia casi divina para eliminar lo que a cada cual le parezca de la memoria e historia de miles de años. Y ahí que hasta se atreven a tocar una de mis películas favoritas de la plataforma HBO que ni tengo ni ya pienso tener porque he decidido apartar de mi vida y hábitos,  elementos ridículos que se mueven por ocurrencias absurdas a falta de inteligencia y creatividad  constructiva. Menos mal que rápidamente rectificaron pues no había que ser unos lumbreras para darse cuenta del error pero…ese atisbo de” justicia histórica” ha estimulado muchas cabezas huecas. El cine hubiera muerto con esto, hasta el mudo,  porque incluso “Metrópolis” puede herir sensibilidades no dignas de supervivencia. ¡¡ Ays mi Quo vadis!! Pobres esclavos y cristianos devorados por criminales leones que por injusticia divina no eran veganos.

Se han llenado los medios y las calles de justicieros intentando borrar lo que a cada uno le parezca mal sin más explicación y eso sencillamente se llama censura. Nos estamos configurando como seres policiales que decidimos por encima de cualquier ley o norma consensuada. Ya el gusto, la preferencia individual o  el humor personal del momento ,  va a determinar cómo actuar en cualquier tema se domine o no.

Me faltaba hoy la guinda de Teresa Rodríguez con la retirada de las estatuas de Colón al estilo Colau  jodiéndome, particularmente, reconocer que las mayores gilipolleces del mes ( y mira que las hay) vinieran de mujeres. A ver si de tanto tirar del hilo logran descubrir al primer humano que dominó el fuego o al inventor de la rueda y los llevan al nuevo tribunal de la Inquisición para que paguen sus pecados, pues son dos pilares básicos de que el mundo esté tan desgraciadamente donde está. ¡¡¡Qué lástima de humanidad!! Ojalá pronto se ajusten las cuentas y no quede ni una persona sobre la faz de la tierra.