El por qué, la razón y un casi adiós






Cada vez me cuesta más ponerme a hacer las cosas, en general, sean fáciles, laboriosas, complicadas, inútiles, imprescindibles u olvidables. Me cuesta ¿vendrá de ahí el nombre de cuesta? Qué tontería: las hay hacia abajo. Intento averiguar por qué  y sólo se me ocurre falta de motivación. 

Me siento ya hasta incómoda escribiendo renglones sin ánimo ni alegría, bueno, compartiendo sin ningún pudor intimidades que debería guardar sólo para mí e intentar solucionar mis problemas y angustias sin resultar tan deprimente.  Considero que, mi manera de ser y pensar, poco ha cambiado en los últimos quince años y, sin embargo, sí que ha variado  la de comunicar sacando cosas que, si no producen una sonrisa o un pensamiento crítico positivo, deberían no ver la luz. Y es que ya no me gusto. No quiero mostrar cosas de mí que no me gustan.

 Quizás, además de falta de motivación, el hartazgo de vaciarme siempre sin premio, la impotencia de no ser capaz de perder la fe y la esperanza en quienes no merecen la pena, tropezando una y otra vez en la misma piedra sin emprender caminos menos ariscos por una cabezonería de retos perdidos.
 
Yo antes, hace ya bastante, podía demostrar que era una persona melancólica con muchas alegrías que compartir, con sentido del humor, ironía y de incombustible ánimo. Me he vuelto débil al abrirme y sacar mis tristezas. Me he vuelto débil y esa debilidad ha dañado a personas que quiero porque mi coraza era su mayor protección. Y ya veré cómo lo arreglo. Cuando tenga ganas y me sobre el ánimo.



Comentarios

AlmaBaires ha dicho que…
No te conozco de nada y, aún si lo hiciera, no me atrevería a darte consejos. Sólo te digo que sé muy bien lo que expresas, esa sensación de querer y no, esa ambigüedad constante, eso de creer que nos movemos más por inercia que otra cosa... y sé de sobra lo que son los golpes. Pero aunque mi opinión pueda ser insignificante, creo que lo que dices aquí a través de tus letras, es sumamente válido... la gente real, que te aprecia, que se interesa, no necesita que tú la hagas sonreír todo el tiempo, que le muestres una vida color rosa y ficticia... yo prefiero leerte así.
Y, por lo que pueda valer, te dejo mi abrazo.
guille ha dicho que…
Espero que este adiós se quede en ese casi.

Carmen Arnaiz Verdera ha dicho que…
Vamos a ver, Carmen de mis amores. Te justificas a ti misma?. Eres la misma de siempre, porque en esencia no cambiamos. Y por eso vas a dejar de decir que estás triste cuando lo estés, alegre, con rabia, enamorada, hastiada, cabreado y yo que se cuantas cosas más ... Entonces, apaga y vámonos. Me gustas tal como eres. Por qué crees que me asomo a esta ventana que dejas abierta para que te leamos y dejemos algún pensamiento de paso? Te voy a decir porque lo hago yo. Porque te siento auténtica. Porque cuando estoy triste o alegre, cabreada, indecisa, ( y no se cuantas cosas más), me digo, voy a ver cómo está la Carmela de Granada. Entonces te leo, a veces te escribo algo, otras me retiro en silencio, porque puede que no sea un buen momento para mi, pero siempre, siempre, me encanta leerte y por esa lectura saber como te encuentras. Porque me gustan las personas que son coherentes con ellas mismas. Así que si has tenido, tienes o tendrás muchos momentos como el que describes, pues vale, te digo como la canción de la Jurado, “agua que no has de beber, déjala correr”.. pero una cosa, niña, a mi no me dejes seca sin tu saber. Así que, espabila. Besos a montones.
Laura ha dicho que…
Más que volverse débil yo creo que es ser más consciente de las cosas.
Tu coraza no debe ser para proteger a los demás, sino a ti misma.
Ánimo y cuando tengas ganas...¿un café? Besos.
Susana ha dicho que…
Yo creo que abrirse es bueno. un saludo