La venganza del doctor no





Hoy le decía a una amiga que se comprara un saco de pipas para el espectáculo que se nos avecina. Difícil imaginar el sueño ahora de quien, antes del verano, ni echaba siesta para no caer en hombros peligrosos. 

Hay un término que alguna vez he usado en el trabajo: prevaricar. Y siempre lo he usado como justificante para no hacer ni medio favor  a nadie. Porque yo creo en la integridad (la mía), la igualdad (de quien me rodea) y la justicia (de quien me juzga)  aunque en lo que más creo es en el peso que cada uno tiene en su propia vida.
 La prevaricación moral de exponer a todo un país a tan duro castigo por no haber sido encumbrado, no debe responder sólo a esos aires narcisistas que crecen día tras día como si de una pelota de nieve se tratara. 

El fracaso de no seducir a todo el mundo, lejos de convertirse en una perfecta herramienta de autocrítica y mejora continua, da rienda suelta  a una venganza casi infantil  por no obtener el título de Míster  legislatura. Si no vence de verdad, menos convence.

Como dice mi madre: yo ya tengo la carrera hecha. 





Comentarios

Nieves ha dicho que…
Eso quiere decir, más o menos, “todo el pescao vendió”, no?
Pues anda que yo...de mamarrachada en mamarrachada y tiro por qué me toca.
Buen día.
La infeliz vocacional
Melita ha dicho que…
Nieves, todo este disloque me pilla con la despensa llena y sin mudanza a la vista. Toca resistir. Buen día, llueve. Ojito con el paraguas. Beso.
guille ha dicho que…
Lo tuyo es un optimismo genético

jajajajajaja
Laura ha dicho que…
Porque yo creo en la integridad (la mía), la igualdad (de quien me rodea) y la justicia (de quien me juzga) aunque en lo que más creo es en el peso que cada uno tiene en su propia vida.

Esto me encantó.

:) besos.
Melita ha dicho que…
Lo mío Guille, es un optimismo realista, de ese que moldea el tiempo.

Gracias Laura. Me encanta que te encante. A ver si compartimos un café.