
Cogería el trozo de espejo entre mis manos y lo pasearía lentamente por mi cuello para sentir cada centímetro de dolor en el deguello.
Hoy me siento actriz, quiero interpretarlo. Quiero ser la Gallimard de Cronenberg:
Que fluya la sangre, que marque meandros por mi piel cálida arrasándola. Quiero la huella del sufrimiento sin sentirlo. Quiero la humedad seca del deseo insatisfecho. Quiero la indiferencia del olvido repetido, solícito de atenciones. Quiero dejar de ser para estar y estar ausente para soñar.
El verbo se deshizo carne y huyó de nosotros.
Comentarios
me ha gustado.
un beso
Hermoso post y coincido con Jei.